viernes, 20 de abril de 2018

Cuando tenemos diferente lenguaje


Como mediadores sabemos lo difícil que es comunicarse, hablamos nos escuchamos pero no siempre nos entendemos.

Y es que como personas somos muy diferentes y nos cueste mucho gestionar esas diferencias.

Cuando surgen conflictos con la pareja, los amigos, los compañeros de trabajo, nos preguntamos qué es lo que hace que sea tan difícil el entendimiento con el otro.

Y la respuesta es que no hablamos el mismo lenguaje, existen personas que hablan desde la razón, buscan la lógica de las cosas, les guste tener el control sobre lo que hacen, llevan un ritmo más despacio para adaptarse a los cambios, son de rutinas.

En cambio existen personas que hablan el lenguaje del corazón, son más emocionales, son más cambiantes en sus discursos porque dicen lo que están sintiendo en cada momento.

Las personas que hablan desde la razón pueden hacerlo porque son así y buscan esa seguridad y estabilidad en su vida, porque tienen miedo a los cambios, porque no quieren sentir porque sentir les hace daño.

Las personas que hablan desde el corazón lo hacen diciendo lo que sienten en cada momento, viviendo el aquí y el ahora, sin plantearse que ocurrirá, se entregan al sentir sin organizar ni planificar.

Nos cuesta mucho conciliar el lenguaje del corazón con el lenguaje de la razón, muchas veces entramos en conflicto con nosotros mismos porque nuestro corazón no se pone de acuerdo con la razón.

Entramos en conflicto con los demás a pesar de ser personas muy importantes para nosotros, si no somos capaces de respetar a las personas que hablan desde la razón y las personas que hablan desde el corazón, es cuestión de respetar y aceptar que el otro es diferente y que por tanto no puede ni debe pensar o sentir como yo.

Por tanto va a depender de la voluntariedad de las partes, el acercar posiciones para resolver los conflictos, aceptando que las diferencias nos gusten más o nos gusten menos existen.

Por tanto debemos aprender como mediadores a gestionar bien las emociones de los otros, e intentar acercar a las partes en función de sus necesidades desde el respeto y la tolerancia.

Si las personas nos importan debemos de hacer un esfuerzo para aceptar al otro aunque tengamos diferentes lenguajes, la diversidad nos enriquece.


2 comentarios:

  1. Interesante Elena. ¿no crees que primero hemos de gestionar muy bien nuestras emociones? Creo que difícilmente podemos contribuir a que otros gestionen la suyas si nosotros no gestionamos las nuestras. En cualquier caso somos humanos, sensibles e imperfectos.

    ResponderEliminar